La carta.
Solo coger papel y boli para reescribir la carta a mano me parecía un acto de extrema intimidad y amor. En los tiempos de la inmediatez, buscar un tiempo para el papel y boli, escribir en limpio, sin torcerme… no todo el mundo se merece tal atención…
Diosas ¿quien merece esa atención?
Mucha gente, la verdad que a mi alrededor muchiiiisima gente es merecedora de mi tiempo y de mi amor pero tengo que elegir a 10. Y aquí vienen las primeras resistencias. Los primeros miedos.
No todo el mundo va a entender mi carta.
Tengo miedo a ser rechazada. Elijo destinataries. Escribo las cartas. Compro los sobres y los sellos. Envío las cartas.
Tengo miedo.
Tengo miedo a las reacciones.
Hay una carta que escribo y no envío por miedo a que se confundan mis sentimientos.
Hay una carta que escribo 7 veces antes de poder enviarla.
Empiezan a llegar las reacciones. Hay de todo. Enfado, alegría, hacer como que no se ha recibido…
De las 10 cartas que escribo solamente una persona me dice que va a seguir con la cadena.
De las 7 personas que hizo el taller solo una confiesa haber escrito y enviado las cartas.
¿qué nos pasa?
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