¡Sorpresa!
Visitas inesperadas que llegan a mi puerta.
Nadie las ha invitado pero llaman y entran.
Alegría de verlas. Abrazos.
Girarme, contemplar la mesa llena.
Zapatos pequeños que aprietan.
Algún despistado camina pasillo arriba, pasillo abajo.
-Vamos, entra. Tengo la mesa puesta, la sopa caliente, la mente abierta.
Las caras brillantes, las ganas de verte.
¡Sorpresa! Soy yo, estás en mi casa, tengo cosas ricas que darte.
Correr no sirve de nada.
Llamas a la puerta y aquí estoy.
Te sientas en mi mesa.
MI MESA. Mis sillas, mi puerta, mi comida casera.
Mi tiempo hirviendo en la sopera.
Comes, te ries, hablas, te marchas…
Te marchas
Adios, muy buenas.
Responder